Cuando el alba matinal alumbra ya,
y el horizonte aparece lentamente,
y veo el sol apareciendo en las colinas,
me emociona la grandeza de su amor.
Y pienso yo: ¿QuΓ© mΓ‘s serΓ‘ en esa maΓ±ana,
cuando amanezca el gran dΓa del SeΓ±or?
Donde no habrΓ‘ necesidad de un sol que alumbre,
//ni mΓ‘s lagrimas amargas que enjugar. //
Entonces mi alma no hallarΓ‘ como alabarle,
al contemplar la majestad de su poder,
sentirΓ‘ que la embriaga algo inefable,
al despertar en ese nuevo amanecer.
Y cantarΓ© himnos y salmos al Cordero,
por la victoria que El me brindarΓ‘ en su amor,
ya no habrΓ‘ nube que empaΓ±e la alegrΓa,
//que el Padre Eterno ha de dar al vencedor //
Esa ciudad donde iremos los salvados,
en la maΓ±ana del glorioso amanecer,
es la morada que Cristo ha preparado,
para todo aquel que aquΓ tambiΓ©n le sirva fiel.
Espero yo amanecer tambiΓ©n glorioso,
y escuchar cuando El me diga hijo ven,
podre decirle: heme aquΓ oh, Dios divino;
///¡gracias, SeΓ±or me ayudaste a vencer! ///
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