Como el ciervo brama por las aguas,
así clama por ti oh, Señor el alma mía,
cuando vendré y me presentaré,
delante de ti oh, Señor, tengo sed de ti.
Fueron mis lágrimas, mi pan de día y noche,
mientras me dicen Señor: ¿Dónde está tu Dios?
y al recordar todas estas cosas,
mi alma derrama al Padre dentro de mí;
¿Por qué te abates oh alma mía,
por qué te turbas dentro de mí?
espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía, mi Dios.
Dios mío mi alma está abatida,
más confiaré oh, Señor en tu misericordia,
por las noches mi canto será en ti,
y mi oración será si para ti.
¿Por qué te abates oh alma mía,
por qué te turbas dentro de mí?
espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía.
¿Por qué te abates oh alma mía,
por qué te turbas dentro de mí?
espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía, mi Dios.
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